Cocina afrodisíaca
No quiero generalizar pero siempre he creído que existe una relación directa entre comer, beber y amar. Sabemos que la bebida puede conducir a la cama porque desinhibe mientras que la comida, aunque para mi no existe la cocina afrodisíaca, lo importante es que la ceremonia de compartir una comida se convierta en un acto afrodisíaco en sí mismo. ¿Podemos imaginarnos por un momento como sería una cena en el Bulli acompañados de álguien a quien odiamos? ¿Podemos convertir un ruidoso self service de estudiantes en un íntimo momento sensual? Dos situaciones extremas donde el resultado dependerá siempre de con quién compartiremos el momento gastronómico.
Anthony Bourdain autor de Viajes de un chef, el libro en el que relata sus experiencias alrededor del mundo, como lo indica el subtítulo, “en busca de la comida perfecta”, después de su intensísima experiencia gastronómica llega a la conclusión de que esa comida perfecta solo existe cuando ocurre justo, en el momento perfecto. Como en una conjunción planetaria.
De ahí que mis lonely lunches impliquen solamente placer solitario lo que los convierte en auténticos actos onanístas.
1 comentario:
hace muchos años que ya no te acompaño (más bien, no me asignas como acompañante de tu comida) para tu acto ritual: comer. Si te apetece (yo sí), dime algo, jope!
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