martes, febrero 27, 2007

Verduras salteadas


Oh Dios mío, estoy engordando por momentos. Mis viciosos lonely lunches, aparte de aportarme satisfacciones, día a día me aportan kilitos de más. Y que conste que como ley de compensación, no suelo cenar. O sea, cero: nada de nada. Todo y así, la máquina más estúpida jamás inventada por el hombre llamada báscula, se empeña en denunciar mi aumento de peso. Y esto no es otra cosa que matemática pura: si estoy engordando es porque estoy ingiriendo más calorías de las que estoy quemando. Luego, antes que nada, lo que tengo que hacer es buscar una actividad diaria, que me ayude a quemar todas esas malditas calorías que se estan quedando crudas.
1-Gimnasia: odio los vestuarios, las duchas y el intenso olor a orín y a macho cabrío que, en cierto grado, desprenden todos los vestuarios masculinos del mundo. Lo siento, pero me puede.
2-Hacer el amor: tengo serias dudas sobre si esta nada fácil tarea, termina haciéndote adelgazar al final de todo su alambicado proceso. Dependerá de cómo, con quién y cuanto va a costarte el tema (en términos de calorías, claro).
3-Comenzar un riguroso régimen controlado de cerca por un endocrino: nunca me ha gustado la palabra endocrino y menos aún si me va a controlar de cerca.
4-Seguir los consejos de un amigo: Veamos, ¿se trata de seguir los consejos de aquél foca que adelgazó veinte kilos en dos meses, se divorció de su mujer y ha terminado vendiendo cápsulas de jalea real por la radio?. No es mi caso.
5-Convertirme en vegetariano. El día que me enteré que los vegetales también sienten, sufren y tienen sentimientos, no solo me alegré sino que juré no ser vegetariano en mi vida. Los vegetales me dan mucha pena y prefiero seguir siendo un carnívoro.
Hay muchas más opciones, lo sé. Pero he agotado las más inmediatas.
Creo que la mejor opción es dejar las cosas tal como están, buscando un punto de moderación. Aún no he llegado a los sesenta años, juego al golf todas las semanas, navego a vela cada sábado si el tiempo no me lo impide, luego, por la parte gimnástica ya estoy bastante cubierto sin tener necesidad de entrar en un vestuario masculino. Luego esas malditas calorías crudas que me están engordando, lo mejor que puedo hacer es comérmelas con patatas. Antes muerta que sencilla, como decía la niña cantante. Antes eso que tener que hacer el amor con quien no se debe, porque encima de no adelgazar, te deprimes.
Hoy para empezar mi régimen de moderación, me he comido unas verduritas salteadas.
Las verduritas van bien, pero creo que si las salteas, ya no. ¿Verdad?

5 comentarios:

Lalodelce dijo...

Moderación es una palabra aburrida. Y más aburrida es seguirla.

No sabía que los vegetales tienen sentimientos. Casi lloro mientras leía; sobre todo porque hace cuántos años que no como ni langosta, ni cangrejo, porque me da pena como los cocinan vivos. Y yo estuve durante tanto tiempo degollando apios y tomates, sin pensar en la tragedia verdulera.

Apuéstale al #2, Joanet, a la final si no adelgaza por lo menos hace sentir bien. :)

pescado del dia dijo...

Ya ves lalodelce, y además, me han confirmado que las verduras tienen su propio modo de gritar y pedir ayuda. Aunque nadie las oye, pobrecillas.

Anónimo dijo...

(juajuajuajuajuajua...lo siento joanet...jua, jua, jua....)

Eres muy bueno escribiendo. Haciendo el #2, ya dirás tú, pregúntale a tu pareja.

Según la teoría adquilida en estos últimos 3 años, pues... tu cuerpo sabe lo que necesita. Tu cuerpo asume lo que tiene que tener y elimina lo que tiene que eliminar.

Pero cuidado, tendás que estar consciente de lo que dice tu "cuerpo".

Mi maestro de esa cultura poco común en este país dice: si quiere echar un pedo, eche. Si quieres comer, coma. Si quieres hacer el amor, házlo.

Así que... el sabio cuerpo "aprovecha" o "elimina" las sustancias que eliges... ¿Te ha subido el peso? ... Por supuesto, yo de tí, renovaría la váscula...

Lalodelce dijo...

Eso, Viuda Negra Amarillenta, que Joanet se compre una báscula nueva que de el peso en toneladas, así siempre estará flaquito, por lo menos psicológicamente. Me gusta tu pragmatismo.

zalakain dijo...

Siguiendo esa lógica, deberías hacerte vegetariano: ¿te imaginas la cantidad de plantas que ha llegado a ejecutar el bicho cuyo cadáver estás degustando?

Los vegetales crudos en grandes cantidades (ensaladas -hay variantes a millones-, frutas, zumos contienen la forma más saludable de energía: la del sol.

Por lo que describes, lo haces todo bien (comer carne de vez en cuando es un placer al que a mí me es imposible renunciar - no una necesidad). Eso sí: hay que beber mucha agua (y eso suele acarrear incomodidades en la vida urbana :-)