Arroz a banda
Digo que los proyectos están hechos para ser modificados, cambiados o anulados. He descansado todo el domingo en Denia y he meditado mucho sobre mi viaje. Ante todo lo hago por placer y nadie ni nada me está obligando a hacerlo y por lo tanto, puedo efectuar todos los cambios en la ruta que me apetezcan. Después de repasar varias veces las cartas de navegación, los rumbos, las distancias y sobretodo, los puertos, he constatado que aún me quedan nueve puertos donde recalar. Para mi, la parte más correosa de un viaje en barco son precisamente los atraques y amarres a puerto: llamar por radio, esperar que haya alguien que responda, solicitar amarre, esperar ayuda para amarrarlo, ir a capitanía que siempre está a la otra punta del puerto, presentar papeles, certificados... toda una burocrácia portuaria que no termina hasta que el barco está bien amarrado al pantalán y sobretodo, bien conectado a la electricidad y al agua corriente con conectores que nunca cumplen la misma norma estandard y cada puerto tiene la suya propia. Lo que te obliga a comprar constantemente adaptadores ad hoc. Tengo un cajón, lleno de adaptadores multicolores y clavijas eléctricas multiformes, además de un sinfín de conectores hidráulicos. Un auténtico muestrario. Pues bien, después de tanta recalada, me ha invadido una gran sensación de pereza y he decidido simplificar mi viaje: desde Denia, cruzaré la mar hasta Ibiza. Estaré unos días en el paraíso de Formentera y navegaré a continuación el pedazo de Mediterráneo que me separa de Argélia, para llegar a Al-Jazair.
Ayer estuve paseando por Denia y me regalé un 'arroz a banda'. El País Valencià ha sabido hacer un arte en la cocción del arroz. El arroz a banda, consiste en rape, merluza, escórpora o pescados similares, que se cuecen con patata y cebolla, y sólo con el caldo resultante de la cocción se elabora el arroz, confiriéndole una riqueza y sabor inigualables. De ahí proviene su nombre: pescado hervido con el arroz "a banda". En Denia es considerado como el rey de los arroces.
A las 8:15 de hoy, zarpaba del puerto de Denia y con rumbo Este he puesto la proa a la isla de Ibiza y voy más contento que un chincho. Hay bastante bruma, empieza a lloviznar y la mar está plomiza. Después de librar el Cabo San Antonio despliego la mayor, desenrrollo el foque y debo abandonar rápidamente mi rumbo directo a Ibiza pues el viento del Este no me es favorable. Tendré que recorrer las sesenta millas que me separan de Ibiza haciendo bordos, por lo que caigo a babor, cazo bien el aparejo y me pongo a ceñir todo lo que puedo.
Tres horas más tarde, vuelven a visitarme los delfines, pero esta vez son delfines azúles y me parecen mucho más grandes. Llegan a toda velocidad emitiendo su característico silbido, permanecen conmigo un minuto como haciéndome un cumplido y desaparecen rápidamente por la amura de sotavento. El viento del Este se refresca bastante y me cae un chubasco que me obliga a bajar a la cabina y ponerme el traje de agua. Con ayuda de la carta y cuatro cálculos bastante simples, resuelvo mi rumbo a la isla en tres bordos largos, que me señalo en el GPS.
Ahora y mientras termino de escribir estás líneas que empecé navegando en la mar, estoy amarrado en el puerto de Ibiza. Con bordos y todo, he tardado once horas. Pasado mañana iré hasta Formentera a pasar un par de días en casa de unos amigos.
Serán unas vacaciones, en las vacaciones.
3 comentarios:
Hola marinero! Soy de Ibiza y te doy la bienvenida a mi isla. ¡Feliz estancia!
Me alegro un montón de haberte descubierto, porque aunque ya me gustaban tus lonely lunches, tus lonely sailings me apasionan.
Descansa y disfruta en Formentera, te lo has ganado!
Hola isleña. Ya ves, eso no se parece en nada a la Eivissa veraniega!
Gracias por tus palabras camille, te las agradezco de veras. Hoy está lloviendo sin parar en Ibiza. He salido poco por ahí porque en mi cabina se está calentito. Pero con paraguas y todo, no me he perdido mi lonely lunch.
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