domingo, abril 01, 2007

Gin & tonic


Aunque la previsión metereológica indica marejada con zonas de fuerte marejada, a las 16:00 de hoy sábado zarpamos finalmente del puerto de la Savina en Formentera, con rumbo a Al-Jazair en Argélia. Me acompañan mis amigos, Marta y Keith. Cuando doblamos el Cabo Barbaria un viento favorable del sudoeste con fuerza 4 nos permite arrumbar directamente a nuestro destino. Escoramos moderadamente mientras calculo que de mantener esta velocidad, llegaremos a la costa argelina en tan sólo veinte horas; o sea mañana domingo, al mediodía. El cielo está totalmente cubierto de nubes y en proa ya distinguimos varios chubascos que estamos a punto de cruzar. La verdad es que el tiempo no me ha ayudado demasiado desde que empecé el viaje hace ya diez días. Tres horas más tarde, el viento rola tornándose un sur. Eso me obliga a ceñir más el rumbo, lo que aumenta nuestra escora y hace bastante incómodo desplazarse por el interior del barco. Aunque Marta y Keith tienen experiéncia en navegar a vela, me parece que la situación les inquieta un poco. Para subir la moral preparo tres gin tonics, que son mi especialidad: una lima entera exprimida en cada vaso, bastante ginebra, poca tónica y naturalmente hielo. Esta especie de gintonic-caipirinha, que sirvo en vaso pequeño, ha tenido siempre mucho éxito en mis tripulaciones. Y esta vez no ha sido una excepción porque todos hemos repetido. Con la moral ya alta, toca cenar. Propongo modificar el rumbo para aderezar el barco y poder comer con cierta comodidad en cabina, pero mi propuesta no tiene éxito. Mis amigos prefieren cenar solo de bocadillo y arriba, en la bañera; controlando la mar. A partir de medianoche haremos dos guardias de cuatro horas. La primera la haré yo, hasta las cuatro de la mañana. La segunda ellos dos, hasta las ocho.
Navegando en estas circunstancias, las horas de guardia en la bañera se hacen largas y frías. El viento en lugar de amainar, ha arreciado tornándose un sudeste y a medianoche, después de atravesar varios chubascos, ya había subido a fuerza 5. Como medida previsoria, antes de que Marta y Keith se fueran a dormir, hemos enrrollado un buen trozo de foque y un cuarto de la mayor y ahora el velero, pesar de la mar, navega mucho mejor. Hasta este momento la visibilidad ha sido mala ya que hemos navegado siempre por debajo de espesas nubes pero, de repente, en medio de mi guardia, se ha abierto un gran claro, que deja ver la luna y las estrellas. Como entretenimiento, decido recordar mi época de cálculos astronómicos de navegación y buscar la posición del barco con el sextante. Aunque la luna está practicamente llena y su efecto deslumbrante evita una buena observación de los astros, me permite sin embargo, distinguir perfectamente la línea del horizonte, por lo que bajo a la cabina, desenpolvo el sextante y localizo, en la constelación de Orión, a Betelgeuse. Marco su altura instrumental a la hora exacta. También lo hago con Spica en Virgo. Luego en cabina, ayudado con el Almanaque Náutico, y unas fórmulas, consigo mi posición estimada. Al contrastarlo con el GPS me sorprendo a mi mismo de la relativa poca diferencia que hay entre mi latitud y longitud estimada y la verdadera que está indicando el GPS. A las cuatro de la mañana y sin novedad, termina mi guardia y me voy a dormir. Me cuesta muchísimo conciliar el sueño. La adrenalina me mantiene en un estado de vigía permanente. Pienso en mis dos amigos con su cara desencajada de sueño, con frío en el cuerpo, y sufriendo los rociones juntos, agarrados a la bañera. Pienso en el increíble viaje en solitario alrededor del mundo de quién fué el padre de todos los navegantes solitarios: Joshua Slocum. A bordo del Spray, un velero algo más pequeño que el mío, navegó un increíble viaje de cuarenta y seis mil millas sin GPS ni radar, porque no existían. Sólo su gran valor, su tenacidad, su asombrosa resistencia física y espiritual y, desde luego, por encima de todo, su gran amor al mar, hizo posible una aventura así.
Desde mi camarote se oye el golpear de las olas contra el casco. Permaneceré así, con los ojos cerrados, pero no me dormiré.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sigo de "perto" esta sua viagem, presumo.. fabulosa :)
Bons ventos o façam chegar a Argélia. Tchim-tchim, Joanet :)

pescado del dia dijo...

Muito obrigado pelo seu seguimento Graça. Até hoje o tempo foi muito ruin... Estou pensando em deixar o meu barco aqui em El-Jazair unos dias até que o tempo melhorar...

Lalodelce dijo...

Recién leo este post tuyo, Joanet. Y me ha parecido estar viendo las estrellas y sintiendo la bravura del mar. Muy gráfico, es decir, buenísimo.

pescado del dia dijo...

Es un honor escuchar tal calificativo nada más y nada menos que de ti, lalodelce. Gracias