martes, agosto 11, 2009

Carajillo de güisqui


Hoy he almorzado en uno de los pocos restaurantes que permanecen abiertos en plena época vacacional, aquí en el barrio de Gracia de Barcelona. El menú, aunque barato, ha sido realmente discreto. Eso sí: está permitido fumar en el comedor. Mientras enciendo un pitillo, observo la pintura colgada frente mi mesa representando un bodegón compuesto por unas granadas, higos y sandias junto un dorado jarrón con hortensias malvas y blancas. El lienzo está envejecido artificialmente con un barniz oscuro.

-¿Va a tomar café?-interrumpe el afanado camarero.
-Si, tomaré un carajillo de Cardhu- respondo.
Me mira con cierto aire de listillo y me dice:
-Perdone pero, echarle Cardhu al café ¿no es una lástima?
-Depende, -le contesto intentado copiar su misma cara de listillo- si el café es una porquería, tráigamelo de anís. Si el café que hacen es bueno, entonces prefiero un carajillo de Cardhu.

Aunque existen muchas versiones, el origen de la palabra carajillo, se remonta a la época de ocupación de Cuba por las tropas españolas. Mezclar café caliente con ron proporcionaba "corajillo" extra. El intencionado equívoco con carajo se debió sin duda a la inevitable semántica castrense. En definitiva, un café con picardía. Posteriormente, el café ha servido de soporte para bautizarlo con cualquier tipo de bebida alcohólica que venga in mente.
Lo que sí es cierto, es que pedir un carajillo, bebida nacional allá por los sesenta, hoy es sinónimo de vulgaridad tabernera, de restaurantes con menú de siete euros y medio, o de marineros apátridas como yo. En su lugar, se dice:
-Póngame un chorrito de whisky al café, por favor-, (o please).

-Aquí tiene su carajillo, con Cardhu- me dice el camarero y añade con sorna:
-Casi le va a costar más caro ese carajillo, que el menú que se ha comido-.

1 comentario:

lalodelce dijo...

Hoy necesito un poco (o harto) corajillo para pasar el día, quizá sea una buena idea tomarme un carajillo con cualquier whisky ... el día no da para mucho.

Espero que hayas disfrutado tu Lonely Lunch, Joanet.