Macarrones con sardinas
Da gusto cuando se devuelve a la mar un velero después de haberlo acicalado unos días en el varadero. Su obra viva recién pulida y pintada parece patinar suavemente sobre el agua y no me cabe duda de que el barco gana algún nudito en velocidad. Esto pensaba yo esta mañana cuando he salido a la mar para hacerme dos o tres bordos, gozar esta sensación de casco límpio y regresar a puerto para comer. Justo antes de zarpar tomé la decisión de dar por terminada mi salvaje dieta de régimen por lo que mi único kilo de peso rebajado iba a ser celebrado en el pequeño restaurante japonés del puerto. Así debiera haber ocurrido pero durante el trayecto me he sentido totalmente arrebatado por un radiante sol, una maravillosa mar y una persistente brisa casi primaveral del sudeste, ideal para seguir navegando medio adormilado, dejándome llevar mar adentro. La cuestión es que al cabo de unas horas, cuando mi cabreado estómago me empieza a incordiar, estoy a unas veinticinco millas de la costa. Si doy media vuelta ahora, no llegaré a tierra hasta el anochecer por lo que lo mejor será comer a bordo de lo que encuentre.
3 comentarios:
Ves que se puede comer en un abrir y cerrar de latas y ojos ... y además se ve exquisito. Sabes qué me antojo? Un pastel de berberechos y un vino blanco seco y frio ... mmm.
Me alegra que hayas dejado la dieta, Joanet!
Hay algo mejor que saltarse la dieta y además con pasta?. Sabes? es una receta que nunca se me hubiese ocurrido pero ahora, al leerte, se me ha antojado de lo más apetitosa (o será mi dieta? jajajaja).
lalodelce...siempre hablando de pasteles...ainssssss
Yo sabía de la existencia de spaghetti con sardinas (y no de lata, claro) pero yo sólo tenía macarrones y la verdad estaban buenos. Creo que también ayuda si las sardinas son con aceite de oliva.
Es cierto Camille, ya hemos descubierto dos debilidades de Lalodelce, los pasteles y el vino blanco!
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