lunes, noviembre 24, 2008

Vino Blanco


De unos años a esta parte y de manera lenta y sigilosa, me he ido decantando hacia el consumo periódico y reiterado de vino blanco. Lo bebo tanto para acompañar a los pescados, las carnes e incluso a los quesos. No es que ello vaya en detrimento de mi apreciación por el todopoderoso tinto, pero si que poco a poco, he ido descubriendo a través de su ligereza, suavidad y aromas afrutados, una gran versatilidad para adaptarse a todo tipo de platos. Si a eso le sumamos su degustación en frío, tendremos una bebida ideal equiparable al cava o al mismísimo champagne. Con perdón de los puristas.
Luego y siguiendo con mi última obsesión por nuestros abuelos egipcios, he sabido que a Tutankhamon le encantaba el vino blanco. En su viaje al más allá, el faraón quiso ir acompañado de los mejores vinos de sus bodegas, elaborados con técnicas prácticamente idénticas a las actuales. Al descubrir su tumba en 1922, Howard Carter encontró numerosas ánforas de vino con inscripciones relativas a su calidad, cosecha, procedencia y elaboración. Lo que no se sabía, era si se trataba de vino tinto o blanco. Las dudas se han disipado cuando, una vez finalizado un reciente trabajo de investigación utilizando sistemas de análisis inéditos sobre los residuos sólidos encontrados en el interior de las ánforas, han confirmando que la mayoría de éstas, habían contenido vino blanco lo que quiere decir que en el antiguo Egipto se bebía tanto vino blanco como tinto.
En la elaboración del vino blanco, el resultado final se denomina vino nuevo y podrá tener dos destinos: Si se ha diseñado para ser consumido en el mismo año será conocido como vino joven que es sin lugar a duda mi preferido y hay que beberlo a una temperatura de entre 6º y 8º C para apreciar bien su aroma y sabor. El otro destino del vino nuevo es la crianza. Es el vino blanco con madera, llamado de barrica. Esta segunda opción consiste en depositar al vino nuevo dentro de barricas mediante la técnica del battonge y envejecerlo. Lo que permite alargar la vida útil y comercial del vino durante varios años más.
Hay muy buenos vinos blancos de barrica, pero aparte de fines comerciales, pudiendo escojer, siempre escojeré un blanco joven, del mismo año. No tiene color.
Y es menos cabezón.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy empezando a migrar a mi nueva casa. Todo es una lata de cajas y cosas por todo lado. Aún no sé si funciona bien el link. Tu sabes soy la chica nueva del barrio.

Ahora hablando de vino blanco, a mi también me fascina no tiene taninos, pero tiene nitritos, y me dan dolores de cabeza. Me recomendaron cambiar mi eterno Sauvignon Blanc, por un Pinot Gris o por un Riesling seco. Los hay en estas tierras.

Tu última estrofa me parece una metáfora para tus nuevas andanzas de hombre soltero. :)

Salud!

pescado del dia dijo...

Un traslado de casa es siempre una experiencia vital muy traumática para un europeo y parece ser que mucho menos para un americano, que está acostumbrado a esta práctica de nomadismo interestatal. En cualquier modo no puedo venir a echarte una mano porque tal como reza mi blog fotográfico, entre tu y yo, dista un auténtico océano y un continente. ( Pero, como tu dices, nos ponemos las mallas... y a nadar).
Aunque personalmente me gusta mucho el blanco Chardonay, en Oregón estáis produciendo actualmente un Pinot Gris y un Pinot Noir que está francamente bien. En mi post me refiero a los blancos jóvenes, no sólo porque contienen menos nitritos sino porque son menos cabezones (dolor de cabeza).
Me has hecho reir Mónica, con la metáfora de mis andanzas... :)
No creas el blanco joven, como su nombre indica, te proporciona un placer inmediato, fresco y etéreo, mientras que el blanco de barrica, manifiesta su sabor de una manera pausada y suave, sin prisas ni urgencias, ofreciéndote su acumulado bouquet con todo esplendor.

Anónimo dijo...

Ay sí que estoy traumada porque me siento totalmente inepta. Cuando pienso en esas hordas de adolescentes que no saben poner limpiarse las narices, pero sí pueden trasladarse con toda comodidad de un sitio en Internet a otro como si fuese lo más fácil del mundo. Arg! A mi se me pierden contenidos, no encuentro mis cositas, en fin, un relajo. Pero la tecnología no me vencerá! Si sigues el link de mi sitio, verás de qué hablo.

A nadar, o mejor a surfear, es cuestión de ponerse una mallita virtual y listo. Uno también puede surfear en pijamas y despeinado. Total quién se entera. Son las ventajas del Internet.

Es mejor hablar de vinos, esos son más confiables. Se embarrican, embotellan, y beben y listo. Qué delicia. En el área donde vivo abundan las vinerías y los varietales más apreciados son el nunca tan bien ponderado Chardonnay, un poco cabezota lo encuentro, y mi buen amigo el Pinot Gris, aunque últimamente estoy coqueteando con el recién llegado Dry Riesling.

Me gusta tu opinión sobre la edad de los “vinos” ;-}